Un ángel llegó a mí vida

Un ángel llegó a mi vida sin que lo esperará, sus alas lastimadas y rotas al igual que las mías,
compartí su dolor, sabía muy bien lo que albergaban sus pupilas, y con cariño y ternura ella sano mis heridas, su bálsamo encendió la llama casi apagada que con luz tenue alumbraba mi corazón, al igual yo cuide de ella, parecía casi imposible que a su tierna edad hubiera sufrido tanto, mi alma antes fría se tornó cálida y con la luz que comenzó a emanar de ella, le di todo el calor que necesitaba, poco a poco nos fuimos levantando, sus alas volvieron a ser blancas y bellas, y comencé a caminar por un sendero desconocido para mi, ella tomo mi mano, y sin soltarla ni un tan sólo instante, me fue sacando de mi oscuridad, hasta que pude ver la luz reflejada en su mirada, mis ojos también se iluminaron, volví a creer, todo mi dolor y desolación desaparecieron, volvió la paz a mi ser, di gracias a Dios por esta linda criatura de piel blanca y mirada profunda, hoy miro la vida con otros ojos, y sé que mis días de soledad han terminado.
Ahora he comenzado a caminar con el amor renovado, he vuelto a sonreír y a restarle importancia a la crueldad que viví en mi pasado, ahora soy libre nuevamente ya nada me ata, ese ángel que llegó ahora recorre con la misma felicidad el nuevo destino que comenzamos a forjar. Siento pena por aquellas personas que me culparon de cosas que no hice, pero que de igual manera me juzgaron y me condenaron, jamás supieron con quien estaban tratando, pero ya no importa, eso ya es parte del pasado, y no lucharé para defenderme, que sean los años quienes me den la razón, y se los compruebe a todos mis verdugos, tal vez para ese entonces ya no esté en lo penoso del mundo, soy consciente que no viviré lo suficiente para ver a mis hijos entrando a la adolescencia, pero ya no importa, sé que no los he de volver a ver.
Ahora he comenzado la última etapa de mi vida, y con amor la recorreré en compañía de un alma pura, que si pudo ver en mí lo que los demás no pudieron.
Que Dios los bendiga eternamente, a pesar de todo sé que el amor de mis niños les brindará felicidad, esa es mi absolución, todo el tiempo estuvo frente a mi, pero estaba ciego, no podía verla, vivía en un mundo muy diferente al que hoy veo y siento.  Mi alma se ha liberado y comenzaré a volar de la mano de un hermoso ángel, dejando atrás cadenas y maldiciones, sabia que no me marcharía de esta vida con la enorme cruz que me habían impuesto. Si algún día sentiste algo verdadero por mi, te alegrarás que hoy vuelva a creer, que vuelva a soñar y que haya encontrado la paz verdadera, así lo siento y así lo creo. 

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